A partir de los tres años de edad, niños y niñas ya comienzan a ponerse en el lugar de otras personas, es decir, a interpretar qué están pensando o sintiendo los demás, capacidad que se denomina Teoría de la mente.
Un ejemplo práctico
Imaginemos cual es nuestra actitud como padres o madres,ante unas malas calificaciones escolares. Para nuestro hijo o hija, el saber interpretar nuestra reacción les permitirá actuar de un modo u otro: ir preparando una justificación, “echar balones fuera” o coger un bolígrafo y cambiar las notas que menos gusten.
En otras palabras, desde muy temprana edad las personas necesitamos conocer qué ocurre a nuestro alrededor, lo cual nos proporciona seguridad, capacidad que ya utilizaban nuestros antepasados cuando por ejemplo, escuchaban un ruido e interpretaban su procedencia animal, de vital importancia para su supervivencia.
Esta capacidad para interpretar los pensamientos, creencias o emociones, es muy frecuente en la comunicación infantil y más concretamente durante una conversación, ya que están interpretando como la otra persona se siente, qué estará pensando o por qué dirá eso. Un sinfín de preguntas que les ayuda a planificar lo que van a decir después.
Saber interpretar para poder comunicar
Una escena tan frecuente como es la de “quitarse” los juguetes entre niños o niñas, puede provocar que uno de ellos se sienta agraviado y le recrimine al otro su actitud, una situación en la que entran en juego muchas habilidades, entre ellas interpretar sentimientos, planificar las palabras o gestos adecuados al contexto, lo que llamamos teoría de la mente y el lenguaje , que para el niño o la niña que presenta dificultades para comunicarse le va a suponer mayor esfuerzo explicar sus interpretaciones o entender lo que está sucediendo al no comprender las palabras o gestos por parte del otro niño.
Para fomentar estas áreas y su desarrollo desde la infancia, es conveniente promover la participación mediante la simulación de acciones cotidianas, como por ejemplo a través de una teatralización donde previamente les indicamos que “hoy toca cortarse el pelo, pero resultar que la peluquería todavía no está abierta”, en este caso, los niños tendrán que ponerse en el lugar del peluquero o peluquera e interpretar porque no ha venido o que le ha podido ocurrir , a continuación se les pedirá que planifiquen su discurso para formular las preguntas y averiguar qué ha pasado, expresando sus interpretaciones y trabajando los gestos que acompañan a la comunicación.
Alberto Moreno Rascón. Logopeda