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Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Los niños hiperactivos están siempre en movimiento, no se quedan quietos. Pero es más que eso, la hiperactividad es un patrón de comportamiento caracterizado por la inquietud, la falta de autocontrol, la falta de concentración y atención y la impulsividad.
Los niños con dicho trastorno dedican poco tiempo a actividades constructivas, a entretenerse con los juguetes y las tareas escolares. Se puede decir que “saltan” de una cosa a otra. Como consecuencia no aprenden todo lo que deberían.

Lo cierto es que la hiperactividad ha sido vista como un mito, una idea a la base de los tratamientos con psicofármacos, por lo que en la actualidad hay varias críticas radicales. “El problema reside en los adultos, hay un sobre diagnóstico, los niños no realizan actividades deportivas o no gastan energía”. Al margen de los diagnósticos incorrectos, los estudios neuroanatómicos muestran que hay alteraciones en los circuitos cerebrales y que los niños con dicho trastorno tienen dificultades a la hora de realizar  actividades tanto académicas como cotidianas.

Son varios los criterios diagnósticos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): déficit de control, hiperactividad, impulsividad y problemas de atención. Además, hay tres subtipos de TDAH: con déficit de atención o tipo inatento (TDA), con hiperactividad (TDAH) y TDAH combinado. La diferencia radica en la impulsividad y tienen en común la falta de atención y la incapacidad de continuar en el tiempo con las rutinas o pautas.

¿Niño nervioso o con TDAH?

Es normal que los pequeños tengan mucha energía. Escalan muebles, saltan en el sofá, corren por la casa…Son niños y es normal que estén intranquilos realizando una misma actividad durante cierto tiempo.

Las diferencias entre el nerviosismo y el TDAH las encontramos en la causa, el lugar y el momento de aparición de los síntomas. Así, al nerviosismo le subyace una función, esto es, un cambio en el ambiente, por ejemplo, la llegada de un hermanito, problemas en la escuela o falta de interés en la actividad. Además, cuando el nerviosismo es una característica del temperamento conforme el niño crezca adquirirá mayor control de su conducta, mientras que en el TDAH los síntomas son estables en el tiempo. De hecho, los niños con TDAH manifiestan los síntomas desde muy pequeños (bebés intranquilos, irritables o con problemas de sueño).

Señales de alerta del TDAH

  • No presta atención a los detalles.
  • No logra mantener la atención en tareas y juegos.
  • Parece que no escucha lo que se le dice.
  • No sigue instrucciones.
  • -Pierde objetos a menudo y es olvidadizo.
  • Agita manos y pies.
  • No permanece sentado el tiempo deseado.
  • Corretea.
  • Responde antes de que se termine de formula la pregunta.
  • No espera los turnos en los juegos.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento del TDAH es disminuir la frecuencia y la intensidad de los síntomas. La intervención debe de ser planificada, coordinada, multidisciplinar y basada en una valoración global y un correcto diagnóstico. Así, un buen tratamiento individualizado ha de tener un plan de acción, psicoeducación y comunicación con los padres, tratamiento farmacológico (si es necesario y así lo contempla un profesional) y no farmacológico y evaluaciones periódicas.

Desde un abordaje psicológico se apuesta por enseñarles estrategias cognitivas y conductuales para el manejo de sus impulsos, técnicas de relajación y habilidades de aprendizaje para mantener la atención y concentración.

Por un lado, las intervenciones dirigidas al niño consisten en entrenar habilidades sociales, favorecer la autonomía, las relaciones interpersonales y enseñar a manejar su entorno. También, facilitar el autocontrol y disminuir la impulsividad mediante estrategias que le ayuden a pararse, pensar, tomar decisiones, actuar y evaluar las consecuencias. Por otro lado, las intervenciones dirigidas a la familia se centran  mejorar el bienestar de los padres, por ejemplo, intervenciones dirigidas  aceptar el tratamiento o enseñar pautas para manejar situaciones negativas.

¿Su hermano también tendrá hiperactividad?

Los estudios genéticos reflejan que el índice de heredabilidad es de un 60-70%. Aun así, no existen aún pruebas genéticas o neurobiológicas para diferenciar el trastorno de forma definitiva. Hay que tener en cuenta los diferentes perfiles de los hermanos, es decir, cada niño es único. Asimismo, hay que tener en cuenta los celos de los hermanos ya que los niños con TDAH reciben más atención por parte de los padres. Para abordar la situación es aconsejable dar una explicación adaptada a la edad del hermano y equilibrar el trato entre ambos para que no haya un trato de preferencia y evitar comparaciones. De este modo, los hermanos también participarán en la intervención y serán grandes aliados.

¿Pueden las niñas ser hiperactivas?

Sí, pero los niños tienen más probabilidad de ser diagnosticados. En cualquier caso ambos necesitan la misma ayuda.

¿La hiperactividad dura toda la vida?

Por un lado, con la adecuada intervención y apoyo los niños hiperactivos pueden alcanzar el nivel curricular normal de su edad. Y, por otro lado, hay que cuidar las relaciones entre iguales desde pequeños ya que al acoso escolar puede dejar cicatrices.

¿La hiperactividad es consecuencia de un daño cerebral?

No. Una lesión cerebral puede tener como consecuencia que un niño sea hiperactivo junto con otros problemas psicológicos pero la mayoría de los niños con hiperactividad no presentan daño cerebral.

¿La hiperactividad es una enfermedad física?

No, las causas son varias. Al igual que ocurre con el daño cerebral, una enfermedad física puede tener como consecuencia que el niño no tenga atención o no se concentre, por ejemplo, una sordera no identificada. Pero los niños con hiperactividad no tienen ninguna enfermedad física.

¿El TDAH es lo mismo que la dislexia?

No. La dislexia consiste en la alteración de la capacidad de leer. Los niños con dislexia cambian el orden de las letras, sílabas y palabras y presentan dificultades para estructuras frases. Además, un niño con dislexia tiene falta de atención ya que la lectura y escritura no tienen ningún interés para él. Así, conforme avanza el aprendizaje en la escuela suelen ser más inquietos. Por el contrario, los niños con TDAH tienen dificultades para aprender a leer pero ambos trastornos son diferentes.

¿A qué puedo jugar con mi hijo con TDAH?

A los niños con TDAH, como a todos, les gusta jugar. El juego, además de ser divertido, es fundamental en el desarrollo infantil. Mediante juegos como puzles, encontrar parejas de imágenes, completar secuencias de trazos, buscar diferencias o clasificar diferentes objetos se refuerza su memoria, atención y concentración. En los juegos de imitación motora se puede trabajar la respiración e introducir ejercicios de relajación que favorecen el control de la impulsividad. Y sobre todo ¡a divertirse!

No hay que olvidar

La detección lo antes posible, contar con el apoyo de los profesores y adaptaciones metodológicas en el colegio son factores determinantes para una intervención exitosa y de calidad. Asimismo, la coordinación entre la familia, terapeutas y profesores es fundamental. Así pues, la base del pronóstico positivo es una intervención sistemática y planificada en la que intervenga todo el entorno del niño. Y una intervención que implique todos los ámbitos del desarrollo, es decir, cognición, social, comportamental, emocional y académico.

Enlaces de interés:

http://www.fundacioncadah.org/web/

http://www.tdahytu.es/

http://www.tdahalmeria.org/

http://www.feaadah.org/es/

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