Los procesos cognitivos básicos son la atención, la percepción, la memoria y el razonamiento. En este artículo nos centraremos en la percepción, ya que es la plataforma de lanzamiento de la que despegarán otros aspectos del desarrollo cognitivo.
La percepción
Es el conjunto de todas las capacidades funcionales que nos dan los sentidos y sirve para ponernos en contacto con el entorno que nos rodea. Para cada uno de nosotros son importantes cosas diferentes en ese entorno, al igual que ocurre con los niños con alteraciones en el desarrollo, pero todos prestamos atención a algo.
Esta capacidad está presente desde que nacemos. Así, los bebés no solo ven y fijan la mirada en un determinado objeto o tratan de alcanzarlo sino que hacen pequeñas exploraciones visuales, por ejemplo, prestan más atención al interior de las figuras y hacen recorridos visuales por nuestros rostros.
Los bebés no sólo oyen, sino que localizan los sonidos y responden ante ellos. De hecho, a la semana de nacer son capaces de reconocer su nombre y la voz de sus padres. Igualmente ocurre con el resto de los sentidos, los bebés pueden detectar la intensidad de olores e identificar el olor de su madre, tienen preferencias por diferentes sabores y sensibilidad al tacto, la presión, el dolor y la temperatura.
Las diferentes modalidades perceptivas no funcionan de forma aislada sino que se organizan entre sí gracias a la coordinación intersensorial. Así, un bebé puede dirigir su mirada a un estímulo sonoro y extender el brazo para cogerlo. Esta habilidad mejora y se desarrolla en el curso de las primeras semanas y meses de vida. Además, la estimulación es polimodal porque llega a través de diferentes modalidades sensoriales (la vista, el tacto…) pero la percibimos de forma intermodal ya que integramos la información.
Por ejemplo, un niño de cuatro meses ante dos pantallas, en la primera pantalla hay dos perros corriendo y en la segunda pantalla una persona botando una pelota de forma tranquila. Cada vídeo tiene su banda sonora acorde con la rapidez de la acción de los personajes, sonidos rápidos para los perros y sonidos más tranquilos para la pelota. El altavoz solo emite una banda sonora. ¿Cómo reacciona el niño? El pequeño prefiere mirar la pantalla cuya acción se corresponde con los sonidos del altavoz.
La percepción también está relaciona con las habilidades motrices y el esquema corporal. Así, algunas alteraciones perceptivas afectan a la lateralidad, a la consciencia del propio cuerpo, a la orientación espacial y a la organización viso-espacial. Estas dificultades en el área perceptiva-espacial están relacionadas con el control motor, por lo que mediante la psicomotricidad se trabajan las dificultades en las capacidades como la temporalidad, la espacialidad, la lateralidad, el ritmo, el equilibrio y la coordinación. Asimismo, la cinestesia se refiere al conocimiento de los movimientos del cuerpo, es decir, al sentido de movimiento, la presión y la posición, por ejemplo, a la hora de manipular objetos.
Así, los diferentes estímulos de las modalidades perceptivas (visual, auditiva…) que el cuerpo recibe a lo largo del día, se organizan para que podamos responder de forma adaptativa. Los niños que presentan dificultades en un proceso o en dos ven limitado su aprendizaje.
Nosotros (padres, profesionales, cuidadores y educadores) somos los responsables de dotar de sentido y contenido las potencialidades que tienen los bebés desde su nacimiento y detectar y tratar los déficits. Es decir, trabajar la percepción y estimular los procesos cognitivos básicos es proporcionar a los pequeños las estrategias para relacionarse de forma constructiva y satisfactoria consigo mismo, con los demás y con el medio que les rodea.